La meditación es la comprensión de uno mismo y, por lo
tanto, significa echar los cimientos del orden —que es virtud— en el cual
existe esa cualidad de disciplina que no es represión ni imitación ni control.
Una mente así, se halla entonces en un estado de meditación.
Meditar implica ver muy claramente, y no es posible ver
claramente ni estar por completo involucrado en lo que uno ve, cuando hay un
espacio entre el observador y la cosa observada. Cuando no hay pensamiento,
cuando no hay información sobre el objeto, cuando no hay agrado ni desagrado
sino tan sólo atención completa, entonces el espacio desaparece y, por lo
tanto, está uno en relación completa con esa flor, con ese pájaro que vuela,
con la nube o con ese rostro.
Es sólo la mente inatenta que ha conocido lo que es estar
atenta, la que dice: "¿Puedo estar atenta todo el tiempo?" A lo que
uno debe estar atento, pues, es a la inatención. Estar alerta a la inatención,
no a cómo mantener la atención. Cuando la mente se da cuenta de la inatención,
ya está atenta. No hay que hacer nada más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario